¿Qué es el teatro?
¿Qué es el teatro? ¿Qué significa para nosotros hacer teatro? ¿Qué estamos buscando?
No solo las respuestas a estas preguntas acerca del teatro son muy diversas, también lo son las preguntas que podemos hacernos al respecto.
Fíjense, yo pregunto y digo “hacer” y “buscar”, dos términos para mí esenciales en el arte, que es acción y es también una búsqueda constante.
Un maestro que tuve (Victor Bruno) decía siempre que esto que hacemos no es una carrera, porque en una carrera uno corre para llegar a alguna parte y sólo el que llega en menor tiempo que los demás gana. ¿Qué ganamos en el teatro llegando antes? ¿Se puede llegar antes? ¿De quién? ¿De nosotros mismos? No, es la respuesta para mí. La base creativa de esta actividad, a mi entender, es comprender que primero y siempre estamos midiéndonos con nosotros mismos. Es un proceso, un camino, en el cual nos entrenamos para aprender a conocernos mejor y desde allí a relacionarnos con el entorno: los otros y el espacio, ¿Para qué? Para que nuestra imaginación, aplicada a nosotros y a nuestro entorno, se transforme en ficción y pueda ser vista por otro. Es una manera de mostrar un mundo.
Pero no tomen mis palabras como un dogma, ya que cada maestro y cada alumno realizarán sus propias preguntas y darán sus propias respuestas acerca de la actividad teatral. Y estas tendrán directa ligazón con su experiencia, con su camino personal, no sólo en la actividad que nos une, sino más bien en sus historias de vida. Para mí, inevitablemente (como Diaz Grey) el teatro se dirige a nuestras vidas como el agua a una botella, toma nuestra forma, lo modificamos y nos modifica.
Así, unos dirán que el teatro es la vida y otros dirán que es la muerte. Algunos lo clasificaran y en sus categorizaciones también hablaran de teatro mortal y de teatro vivo. Otros lo politizarán y nos hablaran del teatro del oprimido o del tercer teatro. Alguno más, todavía, lo desacralizará y lo traerá al frente como una actividad que lo acompañó y con la que tuvo que cargar toda su vida. A todos los moviliza, les hace hervir la sangre.
Para mí es la única actividad que no he abandonado desde la adolescencia hasta ahora. Hoy, a los 34 años, he vivido más tiempo de vida como actriz que como no actriz. ¿Por qué? Porque es mi espacio de creación, de donde surgen mis obras; es mi herramienta de comunicación con el mundo, el lugar donde conozco y trabajo con la gente más diversa y es mi mundo.
Esto es lo que comparto (además de juegos, técnicas, maravillosas colaboradoras y trabajo) en este taller.
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